Entro en un tema que puede ser delicado... porque claro, si es expareja es que algo no ha ido bien, ¿no?
Hoy no me voy a meter en los entresijos de lo que es y no es (para mí) una pareja. Me voy a centrar en el después de, y en una (ex)pareja en concreto: la última (al menos hasta ahora).
En ese caso concreto (y de hecho también fue así en casi todos los casos anteriores) la cosa acabó bien. Es decir, todo lo bien que se puede considerar cuando se acaba una relación de pareja.
En este caso, después de acabar bien... mejoró. Y es curioso. Muy curioso. Porque nuestra relación después de fue mucho mejor que durante. Más comunicación, más momentos compartidos, más actividades juntos... Parece una lástima que todo eso no se hubiese dado durante (o no en gran medida). Pero en todo caso, somos mejores amigos que pareja.
Al principio, tras la "ruptura oficial", se hizo todo muy extraño...: primero seguir viviendo juntos un par de meses, hasta que yo encontrase piso; luego, mucho más fuerte, la separación física de mi mudanza, después de año y pico viviendo juntos; y más tarde el momento "ha conocido a alguien... ¡uf!"... durillo, durillo. Sin embargo hemos acabado siendo amigos. Muy buenos amigos.
Pero esa no es mi reflexión. Mi reflexión es sobre la sensación contradictoria cuando se junta que: A) un muy buen amigo encuentra pareja, un chico muy guapetón, muy agradable, muy buena persona, muy interesante, con un buen puesto, listo... y B) mi último ex encuentra pareja, un chico muy guapetón, muy agradable, muy buena persona, muy interesante, con un buen puesto, listo... Por una parte me alegro muchísimo de que haya encontrado a alguien encantador. Por otra me siento de alguna forma sustituido por alguien encantador... o sea... alguien mejor, claro (como pareja para mi ex).
La cosa es que todos sabemos que no hay que comparar, pero comparamos. Lo malo es que a menudo comparamos peras con manzanas. Y aunque una pera y una manzana se pueden comparar como dos frutas, son diferentes frutas, y cada una es más adecuada para unas cosas y no otras, en unas circunstancias y no otras, y en unos momentos y no otros, siendo las dos muy buenas y saludables.
Total, que por supuesto gana la alegría por mi buen amigo, y las ganas de que la relación les funcione muchísimo mejor de lo que no funcionó conmigo. Y precisamente porque es un muy buen amigo, espero y deseo que todo sea mucho más fluido, que no se cometan los mismos errores, que se involucren, que se comuniquen, que participen en cosas juntos, que empaticen, que tengan iniciativa, que no se dejen llevar por la apatía... que tengan esas cosas como pareja, ¡y no después!
Conmigo la relación no funcionó, pero de una forma u otra eso dio como fruto uno de mis mejores amigos, así que... no hay mal que por bien no venga, ¡guay! : )
xxx! :)
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