sábado, 6 de septiembre de 2014

Teatro: VERSUS


Es la segunda obra que veo del autor y director José Pascual Abellán (no hace mucho vi "Las cosas que faltan") y ya soy fan suyo y de su teatro. Un teatro profundo, desgarrador, que lanza temas de vida para la reflexión. Un teatro donde se ven las tripas y el corazón del autor y donde los actores no tienen más remedio que dejarse la piel.

Versus es el tiempo congelado y la vida pasando de un lado al otro de una pared de metacrilato. En cada lado hay una mujer, son hermanas, que con la excusa de las visitas a prisión sacan a la luz conceptos como la culpa, la mentira, la justicia, el optimismo y el pesimismo, la fraternidad, la libertad y la falta de ella, el castigo, la impotencia ante las circunstancias, la esperanza, el impulso de expresar lo que se lleva dentro... Sentadas frente a frente comparten lo que les atormenta, mirándose sin poderse tocar, a veces sin realmente verse la una a la otra.

La escenografía se reduce a un murete con una mampara encima, dos sillas y dos teléfonos. No hay más. Con eso se consigue dividir el pequeño escenario del teatro Versus de Barcelona en dos partes infranqueables. Esa simplicidad se complementa con un reflejo de cada actriz en esa línea de separación, proporcionando un juego visual que enriquece las escenas, haciendo que virtualmente los dos personajes traspasen esa barrera y se sitúen juntos al otro lado. Además, es una metáfora que, como en El Mito de la Caverna, nos recuerda que a veces vemos reflejos de la realidad que no son la realidad (como de hecho sucede con estos dos personajes).

La obra está interpretada por dos actrices: Raquel Saiz y Giovanna Torres. Dos actrices separadas en todo momento por el metacrilato y unidas sólo por un teléfono. Todo lo demás son palabras, gestos, miradas, lágrimas, tonos y volúmenes de voz, sonrisas. No hay nada más. Nada. Un trabajo de interpretación muy duro e intenso para las actrices. Y aunque el texto es en ocasiones demasiado literario, las dos actrices consiguen absorberte y hacerte vivir con ellas este drama palabra a palabra, emoción tras emoción.

Hacia el final, en una de las conversaciones el autor desvela su as en la manga. Y lo hace de forma natural, sin darle importancia, sin pavonearse de ello. A partir de ahí, la historia y los personajes cobran otro significado. Y el goteo de escenas te lleva al desenlace en el que acabas echo polvo, que de eso se trata, gracias al buen trabajo realizado en la obra, tanto de interpretación como de guión/dirección.

La obra te atrapa en ese minimalismo visual (que no de contenido), te hace remover algunos conceptos y pensar en ellos, y vivir durante 70 minutos el día a día de los dos personajes que prácticamente se configuran como el yin y el yan de un solo personaje.



Incluso se podría interpretar la obra como un sueño, o más bien una pesadilla, donde una persona se enfrenta consigo misma y lidia con sus culpas, sus miedos, sus esperanzas, sus mentiras, hasta que finalmente no hay más discusión y acepta la realidad tal como es, asumiendo las consecuencias de sus actos.



En todo caso la obra consigue transmitirte ese sentimiento de aprisionamiento, no físico, sino emocional, con paredes creadas por la culpa, los errores, las mentiras.


Si quieres pensar, sentir, pasar por una obra que es una experiencia nada superficial, sentir la intensidad de la interpretación de sólo dos personajes que hablan, te recomiendo que vayas a ver Versus. De hecho, para sacarle todo el jugo, voy a repetir.

Esta vez no cierro con un trailer, ya que no he encontrado ninguno que refleje bien la historia sin descubrir nada, así que dejo una imagen del autor, José Pascual, al que he tenido la suerte de conocer, una gran persona. ¡Gracias por compartir tus entrañas a través del teatro!