sábado, 28 de diciembre de 2013

¿Sí o no? La respuesta.

Sí, vuelvo a hablar del tema Catalunya-España... Y sospecho que no será la última vez.


Ya tenemos pregunta sobre la independencia de Catalunya. Y aunque lo que plantea es si se quiere "independencia sí o no", la realidad es que estamos un paso antes, defendiendo si "consulta sí o no".

Y no sé si es cuestión de miedo, o cuestión de autoridad, pero los defensores del "no" (no a la independencia, y no a la consulta, que creo que son los mismos que defienden el no a la independencia) parecen no contemplar la posibilidad de que en una consulta (del tipo que sea) resulte que una mayoría de catalanes voten en contra de la independencia.

Supongamos que la negativa fuese por una simple cuestión de autoridad... "no se consulta porque no está previsto que tú consultes sin mi consentimiento, y como mando yo, no voy a darte ese poder". Eso estaría muy feo en democracia...


Una variación sería que fuera una negativa porque sí, por llevar la contraria, sin argumentos, sin alternativas (vamos, lo que ha estado haciendo el PP, y en particular el Sr. Rajoy, en todo su último periodo en oposición, y que se empeñan en seguir haciendo). Pero eso no sería propio de buenos políticos...


Así que vamos al otro supuesto: el miedo. Miedo a que realmente salga una mayoría que sí quiere la independencia (con sus consecuencias para España, a nivel ideológico como la ruptura de la unidad de España, o económico como la pérdida de uno de los motores más importantes y que más aportan a España). Y supongamos que es ese miedo el que provoca la posición extrema en contra. Vale. Pero si se piensa que una amplia mayoría de catalanes, de personas que viven y trabajan en Catalunya (que no se trata únicamente de los políticos catalanes), votarían a favor de la independencia... ¿no sería más lógico, constructivo y eficaz plantearse qué está pasando, en vez de decir no a todo?, ¿no es una postura sin ninguna visión, una actitud bastante apolítica, negarse en redondo a todo e ignorar la realidad? 

Simplificándolo un poco: si a mí, siendo líder de un equipo, unos miembros de mi equipo, de los que rinden mejor, me manifiestan que se quieren ir y formar su propia empresa, lo último que se me ocurriría hacer es decirles: "no, no os lo voy a permitir, y no lo podéis hacer, porque hay un contrato y queriéndoos ir lo que haréis es partir la unidad del equipo, y no hay nada más que hablar". Así lo que conseguiría es que tengan aún más ganas de marcharse, e incluso probablemente haría que más miembros del equipo quisieran irse.

Lo que yo haría sería, primero, hablar con ellos, entender sus motivos, y luego buscar alternativas, negociar algo que les convenza para quedarse, y buscar excepciones con Recursos Humanos si es necesario: más vacaciones, subida de sueldo, bonos de retención de personal, flexibilidad horaria, bonos de comida, contrato indefinido si no lo tienen... O como mínimo saber qué estarían dispuestos a recibir para quedarse, considerar hasta dónde puedo llegar yo, ver si es algo que se les puede dar más adelante al menos... vamos, lo que es negociar. Y si después de todo no es posible llegar a un acuerdo, pues tampoco me conviene tener en mi equipo a unas personas desmotivadas que sólo están pensando en marcharse. Mejor las dejo ir, y con el menor mal rollo posible (nunca se sabe a quién te vas a encontrar cuándo y dónde, o a quién vas a necesitar en algún momento), ya que en realidad es su derecho.

Pero mi lógica debe ser poco lógica. O quizás hay algo más detrás, que no tengo en cuenta en mi razonamiento. ¿Intereses de algún tipo? ¿Incapacidad personal o política de algún tipo?


No sé... pero lo que sí sé es que ante una amplia postura social y política (primero social), que pide de forma pacífica un derecho democrático (votar), lo único que se está haciendo desde el partido en el Gobierno es decir que no, que no y que no. No a la independencia y no a votar. Ni se puede, ni se quiere hacer nada al respecto... 

Y efectivamente no se está haciendo nada, absolutamente nada, para primero entender esa postura, y segundo buscar maneras para que la gente que se quiere independizar cambie de opinión, o al menos se reduzca el número de personas. Hacer propuestas, dar opciones, buscar alternativas, negociar. Nada.


Algunos de los argumentos que se oyen contra la consulta y contra la independencia: que si no es constitucional (se podría comparar a la Iglesia defendiendo la Biblia, palabra de Dios, a capa y espada) y por tanto es ilegal; que si fomenta la división entre los catalanes; que si sería un desastre para Catalunya (entre otras cosas, porque quedaría fuera de la Unión Europea); que si es competencia de todos los españoles y no algo que tengan que decidir sólo los catalanes...

Vamos a ver... Para empezar, lo que se está pidiendo ahora mismo es simplemente saber cuántos catalanes quieren una Catalunya independiente y cuántos no. Lo que se haga una vez sabido, ya es un paso más allá, una discusión más allá, una negociación más allá. Me parece bastante ridículo (y nada democrático) negarse en redondo a una consulta en estas circunstancias.

La Constitución. Vale. En principio creo que lo que dice la Constitución es que para que una Comunidad Autónoma haga un Referéndum se lo tiene que permitir el Estado, o sea el Gobierno. Es decir... que la Constitución es una mera excusa para no decir sencillamente que al Gobierno no le da la gana. En todo caso, si realmente fuera un problema de la Constitución, ¿por qué no plantearse abrir un debate y considerar cambiar algo?, ¿cuál es el problema? Al menos considerarlo... Y no hablo ahora de cambiar la Constitución para que la independencia sea legal, sino simplemente para que se pueda hacer un Referéndum con valor político. Vale que la Constitución pide unos procedimientos concretos, pero es que además no se quiere facilitar nada. Se supone que las leyes (la Constitución incluida) están para regular la democracia y la realidad del momento, digo yo.

Lo de que fomenta la división entre los catalanes me hace mucha gracia (o pena, no sé exactamente...). Cuando al menos un par de millones de catalanes (que además no son únicamente los que tienen más de 3 generaciones de catalanes) se han manifestado repetidamente a favor de decidir su futuro o de ser independientes, y cuando en las votaciones autonómicas la gran mayoría a votado a partidos a favor de la independencia o al menos de la consulta... es bastante demagógico decir que caminar hacia la independencia separa a los catalanes: si eso los separa, ¿no los separa de la misma manera el caminar hacia quedarse como estamos? El hecho es que unos quieren ser independientes y otros no. Esa es la realidad. Lo ha sido desde hace muchos años. Y dentro de Catalunya, entre los catalanes (inmigrantes o no), creo que nunca ha habido grandes problemas al respecto (los problemas más grandes se crean, o se inventan, fuera de Catalunya). Se trata de saber cuántos quieren una cosa y cuántos la otra, y actuar en consecuencia. Estoy de acuerdo en que cuando se habla de independencia hay que tener en cuenta a los que no se quieren separar. Pero también, cuando se habla de mantenernos en España, hay que tener en cuenta a los que sí se quieren separar. Lo que es necesario saber es cuál es la mayoría y en qué grado.


Lo de que no estaríamos en la Unión Europea, es un poco como lo de la Constitución... en principio (yo personalmente creo que si llega el caso entonces veríamos realmente lo que dice Europa) cumplimos lo necesario para estar en la Unión Europea, y probablemente se trataría de salir, pedir el ingreso, ser aceptado por todos los países, y entrar. Y claro, si España no lo acepta, pues no estaríamos en la Unión Europea. Aunque también se dice que quizás España también tendría que salir... Y además, igual no es tan malo salir de la Unión Europea. En todo caso no creo que a Europa le interese que una Catalunya independiente no esté en la Unión, y seguramente habrían acuerdos en el peor de los casos.

Y en cuanto a que el futuro de los catalanes lo tienen que decidir todos los españoles... en fin... ya lo comenté en otra entrada, pero a mí me parece muy básico que los catalanes, o quien sea, tienen el derecho de decir lo que ellos quieren que sea su propio futuro. Otra cosa es que se les deje hacerlo o no, en qué condiciones, y que se dificulte o se facilite en un grado u otro. Pero que Galicia, el País Vasco, Extremadura o Murcia, por ejemplo, tengan que votar qué les parece la independencia de Catalunya, me parece tan descabellado como que Finlandia, Bulgaria, Francia o Malta tengan algo que decir en el caso supuesto de que España quisiera irse de la Unión Europea. Dicho esto... vale, si no hay más remedio, pues que hagan entonces un Referéndum con la participación de toda España; al menos así ya sabríamos cuántos catalanes quieren una cosa u otra, aparte de saber qué piensan en las demás Comunidades Autónomas.


Cuando hablamos de mucha gente... pero mucha... millón y medio o dos millones de personas que pacíficamente se han manifestado repetidamente (más los que no se hayan manifestado pero estén de acuerdo con los manifestantes, que algunos más habrá), expresando que quiere marcharse, o al menos que se pregunte quién quiere marcharse... quizás sea suficiente para darse cuenta de que hay un problema que solucionar, de una forma o de otra, pero por las buenas. Y no querer saber cuántos quieren marcharse es querer ignorar el problema.

Si no hay mayoría, se acabó el tema (al menos el de la independencia, por ahora). Y si hay mayoría, pues o los dejas marchar, o los convences para que se queden y que además se queden con ciertas ganas. Porque, para estar peleados, mejor divorciarse, ¿no? Lo complicado es gestionar un resultado de alrededor del 50%, pero ni me atrevo a elucubrar qué se podría hacer en esa situación... 


En todo caso, los políticos y los no políticos de fuera de Catalunya no deberían estar tan ocupados con la pregunta, sino con la respuesta. El problema o la preocupación no debería estar en la pregunta, en qué se pregunta, cómo y cuándo, sino que lo importante debería ser qué se responde y sobre todo qué se hace con la respuesta, sea cual sea, por una parte y por la otra.


Si en casi 40 años de democracia y autonomías no hemos logrado que esto funcione bien, y de hecho cada vez funciona peor, pues quizás ya va siendo hora de cambiar algo. En este país (y me refiero a España), en vez de educar los valores de la diferencia, la riqueza de tener diferentes culturas y lenguas, que además hay muchas y muy variadas, en vez de potenciar el respeto y el entendimiento de todas las comunidades... en vez de eso, por los intereses o ideologías que sea, se ha permitido e incluso provocado la crítica exagerada y el roce con culturas diferentes dentro de España, ignorando las diferencias, las identidades, las relaciones.

Y no se trata simplemente de decir que unidos todo va mejor, que juntos hemos salido y saldremos de los problemas, y blablablablabla. Vamos, lo que se limitan a hacer el PP y la Corona (y creo que las buenas intenciones del Rey son genuinas, aunque sin más trascendencia), entre otros. Se trata de hacer algo para unirnos y mantenernos unidos, y que eso funcione bien para todas las partes.




Por otra parte, independizarse no tiene por qué significar no colaborar, no tener acuerdos comerciales, etc. Y en cuanto a separar familias... vamos... si yo tengo familia en Madrid o en Extremadura, que yo tenga otra nacionalidad no tiene necesariamente que significar ningún cambio en la práctica. Cuando estuve viviendo en Holanda, mi relación con mi familia no creo que fuera muy diferente a si hubiera estado viviendo en Cádiz, por ejemplo.

Total, que los argumentos (por llamarlos de alguna manera) lanzados hasta ahora por los anti-independentistas, no me convencen nada... más bien me hacen ser más independentista. Y aún me convencen menos los argumentos anti-consulta. En todo caso, definitivamente, la realidad española sí que me convence bastante para estar a favor de la independencia (y sin necesidad de pasiones ancestrales, sino llanamente por no gustarme nada lo que veo y vivo, y querer algo diferente). Lo de mejor solos que mal acompañados... Algunas cosas irían mejor. Otras peor (temporalmente, creo). Otras igual de bien o de mal. Pero como mínimo sería una buena oportunidad de reformularse, de reorganizarse, de casi empezar de cero y construir desde ahí algo con más substancia que lo que tenemos ahora, a todos los niveles.


De hecho, la terrorífica imagen que se nos da por parte de algunos del supuesto desastre para Catalunya si fuera independiente, no cuela. Cuando alguien me quiere convencer de lo malo, muy malo, horrible, que es algo (y encima sin demostrarlo), más bien creo que esconde algo, que tiene un interés para ello, y lo que dice pierde toda mi credibilidad. Lo mismo pasa cuando se me dice que absolutamente todo es bueno, claro. Mejor tener una opinión más objetiva:


- Entrevista a Jonathan Tepper en el programa Singulars de TV3:


- Documental en ingles sobre la relación de Catalunya con España ("Spanish Secret Conflict"):



Por cierto, la opción de Federación/Confederación, me parece muy bonita (de hecho es la que siempre he preferido), pero depende totalmente de los que no quieren cambiar nada, así que intentar dirigirse a esa opción unilateralmente es bastante inútil.

Y acabo dejando este enlace a una página, que hace una serie de reflexiones que en mi opinión tienen mucho sentido, y el enlace a la entrevista a Artur Mas tras pactar la pregunta.

En fin... que sea lo que la gran mayoría de la gente quiera...

miércoles, 25 de diciembre de 2013

LA VIE D'ADÈLE, Chapitres 1 et 2 (La vida de Adèle, Capítulos 1 y 2), V.O.S.

Se me hizo bastante larga. Aún así es una buena película, que se podría describir como una película de emociones.

Se trata de una película francesa basada en la novela "Le bleu est une couleur chaude" ("El azul es un color cálido").

El inicio te atrapa fácilmente. La película te va metiendo completamente en el personaje de Adèle, la protagonista, y ves su vida a través de sus ojos.

Sí, es una película de temática lésbica. Y de hecho se podría decir que contiene todo un tratado de sexo lésbico (no sé si tiene el visto bueno de la comunidad lesbiana), que quizás se podría haber reducido. 

Pero realmente el tema lésbico está llevado con mucha naturalidad y resulta ser más una película de sentimientos que una película lésbica, aunque lo sea. Es decir, ves a una persona, Adèle, con quien estás compartiendo su forma de vivir su vida, lo que siente, sus relaciones con el mundo exterior, y en particular su vivencia de una historia de amor, independientemente de que sea con otra chica. Se podría haber hecho prácticamente la misma película con personajes gays o heterosexuales, con los mismos valores, mensajes y emociones.

No creo que sea fácil no caer en el uso de la homosexualidad como "el tema", y en cambio presentarlo como algo más cotidiano, una base que es casi una excusa para explicar otra cosa, que yo resumiría como: el sufrimiento de Adèle.

La película consigue que veas a Aldèle como una persona real, que sufre mucho por diferentes causas, y lo de ser lesbiana pasa a ser en cierta forma secundario. Evidentemente el tema homosexual ayuda mucho a explicar la historia. Pero Adèle no sufre específicamente por ser lesbiana. Sufre por lo que le pasa, cómo le pasa, y por temas personales, familiares, emocionales, etc., que en conjunto le llevan a esos sentimientos.

El título lo dice todo. Es un relato de un par de capítulos de la vida de Adèle: su familia, su escuela, sus amistades, su trabajo, su sexualidad, su primer amor, sus emociones, su soledad.

No sabes qué va a pasar, ni prevés cómo va a acabar, pero tampoco es importante. El énfasis está en el "ahora", en lo que le pasa a Adèle en cada momento y lo que siente por ello.

Visualmente es una experiencia de acercamiento a la realidad que se nos explica. Planos muy cortos sobre las caras de los personajes, te enfrentan con ellos y sus sentimientos. En particular los primerísimos primeros planos sobre Adèle nos narran una historia de sentimientos a través de su cara o partes de ella.

Todos los actores y actrices hacen un trabajo magnífico, destacando por supuesto a las dos protagonistas, y la interpretación de Adèle en particular, que es excelente. Consiguen que veas la historia como algo tan real como la vida misma.

El único punto negativo bajo mi criterio es la duración de la película. Son 3 horas que realmente se me hicieron demasiado largas. Es cierto que las escenas largas pueden ayudar a meterte en la situación y en los personajes. Pero creo que con un par de horas hubiese sido suficiente para condensar el mensaje y las emociones que la película quiere transmitir.

Ah, y no me resulta creíble la escena que ocurre en un local público que incluye un momento sexual... Me cuesta creer que nadie en el local lo vea y reaccione al respecto.

La recomiendo siempre que tengas tiempo y ganas de meterte en la vida de una chica que lo pasa mal, con su momento feliz, y con un final abierto que te hace desear la felicidad de Adèle de ahí en adelante. Una felicidad que quizás nunca llegará. ¿O sí?