jueves, 16 de agosto de 2012

BRAVE

Disney - Pixar, Pixar - Disney, tanto monta, monta tanto... y normalmente se lo montan muy bien. Y esta peli no es una excepción. Quizás no la mejor peli, pero está bien, más que correcta.

Antes de la peli nos han pasado el corto "La Luna": un cuento ingénuo y sencillo, que revela su sentido al final.
Volviendo a la peli... La historia, bien (aunque lo digo sin entusiasmo). Yo, con lo poco que había visto (el trailer una vez, hace tiempo, y ni siquiera lo recordaba bien), esperaba algo así como: la princesa se revela, y se va a hacer su propia cruzada por esos mundos, y se pone a luchar contra los malos, se hace la jefa de los guerreros, y regresa a su castillo vencedora, donde la reciben sus padres (los reyes) con los brazos abiertos... y claro, entre una cosa y otra se podría prever que conoce a un príncipe, a un mendigo, a un ladrón, o a un guerrero, del que tras un estira y afloja se acaba enamorando, y cuando regresa se casan y colorín colorado...

¡Pues no! Nada que ver. Y eso me ha gustado. No es la típica historia, y además, en líneas generales, no es previsible (menos algunos puntos, que se le perdonan por ser una peli de dibujos... y además de Disney... que al fin y al cabo tiene que mantener al menos algunos de sus rasgos característicos). De hecho (y no creo que esto sea desvelar nada clave de la película), ¡ni siquiera la prota se enamora de nadie! En realidad no sale en toda la peli ningún chico guapo y formoso, encantador y apuesto... sólo aparece un cachas en un momento concreto para un chiste concreto, que ni interacciona con la prota. Y para variar un poco, está bien.

Sin embargo, en la historia quizás falta un poco más de aventura... y me sobran algunos osos. En todo caso es original, y con varios toques graciosos... no de carcajadas, pero con un humor sutil en general, por situaciones sacadas de lugar, por sorpresas...

En cuanto a los personajes, todos bastante coherentes (dentro del contexto de animación, claro), aunque echo a faltar que hubiese algún personaje que me llamase la atención... que me enamorase. No se profundiza en ninguno. Claro, la prota y la segunda prota (la mami) son personajes que se desarrollan un poco más, pero vamos, tampoco de forma suficiente. Y, además de que no se ha profundizado, tampoco hay ningún personaje especialmente gracioso o entrañable. O sea, que para mí no destaca ninguno, no me quedo con ninguno. Por decir algo, casi me gusta más la madre que la hija, aunque están bastante igualadas... ah, y la bruja, aunque su aparición es bastante fugaz...

Visualmente: muy bien hecha. Algún que otro paisaje, no muchos, la verdad, pero un aspecto muy realista a lo largo de todas las escenas. Sobre todo está muy cuidado el ambiente, los movimientos... y destaco el agua (que creo que es algo bastante difícil en animación), en particular en la cascada que aparece en la primera mitad de la peli.

No demasiadas canciones, un par o así. Y ni se me ha hecho lenta, ni pesada, ni aburrida, en general.

Total, que a pesar de todo la recomiendo: es distraída, diferente, con su moraleja (típica) y bien hecha. Ni más, ni menos. No os esperéis una peli "Uaaauuuuu!". Por cierto, al amigo con quien fui a verla le pareció peor que a mí... no le acabó de convencer, se le quedó un poco floja para lo que nos tiene acostumbrados Pixar.

sábado, 4 de agosto de 2012

40. Sí, sí, 40.

Ya tengo 40... O mejor dicho: tengo 40. ¿Por qué será que siempre nos sale ese "ya"? Cómo cambia la cosa cuando dices "tengo 40", o "ya tengo 40", o "aún tengo 40"...

Quizás con los 40 nos sale ese "ya" porque es una edad bastante clave: la mitad de la vida (más o menos). Y se supone que a esa edad ya se han hecho las cosas más importantes y decisivas en la vida: eres una persona madura, que sabes lo que quieres en la vida y te diriges hacia ello, te has casado (o estás viviendo con tu pareja en una relación completamente estable), tienes hijos (o al menos uno, tal como están las cosas...), tienes un trabajo relativamente bueno (o como mínimo has podido afrontar el paro gracias a la indemnización, los ahorros y el sueldo de tu pareja), tienes vivienda propia (con hipoteca, pero bueno), coche, un pequeño apartamento donde ir con la familia los veranos, tienes una vida bastante estabilizada, con tu familia, con los amigos (otras parejas en situación similar y un puñado de amigos y amigas solteros), el ocio, el gimnasio, los viajes en vacaciones... Cuando yo era joven, tenía un concepto más o menos así de alguien de 40 años

Pues de todo eso nada. ¡Ni siquiera tengo perro o gato! Y quizás ahí es cuando llega la famosa "crisis de los 40", porque te das cuenta de que estás "ya" en la mitad de tu vida, y tu situación es como la hace 10 años... ¡o peor! Y claro, con más canas, con más arrugas, y menos pelo en la cabeza.

Por surte yo por ahora lo llevo bien. En mi caso he ido manteniendo con los años cierto sosiego para no entrar en crisis por no tener lo que se supone que debería tener, o no estar en la situación que se supone que debería estar a mi edad. Yo lo he hecho lo mejor que he podido y sabido, y mis pasos y decisiones ("erróneas" o no) me han llevado justo a donde estoy. Eso no se puede cambiar. Y tampoco lo cambiaría porque al fin y al cabo todo me ha hecho ser como soy, tanto en lo bueno como en lo menos bueno. Así que simplemente se trata de seguir caminando y seguir tomando decisiones ("erróneas" o no).

Lo malo (o bueno) es que yo no me siento maduro en absoluto. Claro, no me siento como un adolescente, ni como un jovencito de veintipico, ¡por suerte! Pero no me siento como un "señor de 40 años", ni mucho menos. Y eso puede ser un problema... porque yo sigo comportándome "como siempre" (más o menos)... y ahí es cuando se puede caer en el más absoluto ridículo al hacer cosas, vestir o comportarse "como siempre"...

A mí desde pequeño me han dicho que aparentaba más edad... por mi forma de ser y físicamente. Supongo que era bastante maduro para mi edad. Al menos siempre me ponían 4 ó 5 años de más. Aunque eso no me suponía ningún trauma. Me daba bastante igual, la verdad.

Ahora, sin embargo, desde hace ya unos años, a menudo me ponen 4 ó 5 años menos. Y ahora eso no me da tan igual... ¡me gusta! ¿Pero significará eso que soy inmaduro para mi edad? ¡Espero que eso al menos me permita seguir "como siempre" sin hacer mucho el ridículo!

En todo caso no me importa eso de "cumplir años"... No me traumatiza pensar en la edad que tengo, ni el hecho de cumplir otro más. Y desde luego no le veo sentido a eso de quitarse años u ocultar la edad.

Casi me siento orgulloso de ser de las últimas generaciones que han conocido un mundo sin Internet, sin móviles, sin ordenadores, con únicamente dos canales de TV... y poder parar un momento de vez en cuando y pensar que se podía vivir perfectamente así, y recuperar los valores de entonces, cuando todo era menos superficial, menos rápido, menos virtual, menos inmediato...



Por otra parte también he vivido una época en la que por Barcelona no se veían a dos chicos cogidos de la mano, ni habían montones de programas de TV presentados por personas abiertamente homosexuales, ni había al menos un personaje homosexual en casi todas las series y en muchas películas... Así que puedo darme cuenta de cómo han cambiado las cosas, por ejemplo en ese ámbito, y valorarlo. ¡Y todo gracias a tener 40 años...!

Eso sí, no suelo celebrar mi cumpleaños. ¿Por qué? Pues básicamente por timidez y por poca autovaloración, supongo. Me incomoda mucho, en cualquier situación, ser el centro de atención. Y claro, en un cumpleaños ( cumpleaños) no es que seas el centro de atención... es que ¡TIENES QUE SER el centro de atención! Todos te felicitan, te dan regalos, quieren que lo pases bien...

Por una parte me gusta que la gente muestre su aprecio y cariño, que piensen en mí, que se acuerden de mi cumple, que les guste celebrar mi día conmigo... eso me halaga, ¡por supuesto! Pero por otra parte me siento muy incómodo pensando que alguien está haciendo algo sólo por mí: pensar qué regalarme y buscar un regalo (con lo difícil que es eso...), reunirse para celebrar mi cumple, intentar que más o menos sea una ocasión especial para mí...

Puede que sea también falta de costumbre... De hecho no recuerdo ninguna fiesta de cumpleaños en concreto. Sí que hubo una época cuando tenía mi grupito de amigas (en los 90), que nos reuníamos para celebrar los cumples de cada uno y era una especie de fiesta. Luego, hace unos años, con un grupito de parejas (cuando yo tenía pareja) estuvimos un par de años quedando para celebrar los cumples, pero no en plan fiesta sino más bien en plan cena, o aprovechando cualquier otra quedada.

Hace poco una compañera del trabajo celebró su cumple con una fiesta en la playa. Tenía previsto que fuesen unas 40 personas (entre amigos, conocidos, amigos de los amigos, compañeros del trabajo...), ¡y al final fueron unos 70! ¡Hasta casi me da envidia (de la mala)! Con los amigos que yo tengo y mi poder de convocatoria, es posible que yo pudiese llegar a reunir en total... ¡a 5 ó 6 personas como mucho y con todos los astros de mi parte! 

En todo caso me daría hasta vergüenza organizar algo para celebrar MI cumple, para reunir a gente por mí, para que me vengan a felicitar y me hagan regalos a mí... Sería como lo de la Jurado...



... "Ea, cumpleaños feliz me deseáis todos, que para eso habéis venido...".

Claro, invitar a la gente para celebrar tu cumple es algo de lo más normal (yo ya tengo razón cuando digo a veces que soy bastante raro...), lo de la Jurado es una anécdota... ¡Y yo encantadísimo de celebrar el cumple de un amigo! Pero cuando se trata de  ya no es lo mismo. Siento que fuerzo a la gente a hacer algo por mí... y no me gusta que nadie se sienta obligado a regalarme nada, a reunirse por mí y tal.

Aunque no sea realmente una obligación, cuando se invita a alguien a celebrar un cumple, en realidad SE TIENE QUE REGALAR ALGO... porque es lo que hay que hacer... Y yo, en muchas circunstancias, soy bastante anti-lo-que-hay-que-hacer... (tanto hacia los demás como hacia mí, que conste). Más de una vez no he ido a una celebración porque no tenía ningún lazo de relación (al menos no suficientemente fuerte) con la persona en cuestión. Y cuando regalo algo es normalmente porque me apetece, haya celebración o no, sea cumple o no.

Hablando de regalos, este año mis regalos han sido: dinero y un aspirador para el coche (de los papis...), quesos de Francia (traídos de allí), y una tarde en El Molino (con tapeo posterior incluido).


Eso sí, para celebrar mi cumple llevé pastitas al trabajo... aunque como siempre me dio cierto reparo decir "es por mi cumple". De hecho, hasta llevé minibarritas de chocolate al ensayo de la coral (llevaba apenas 3 ó 4 semanas yendo)... ¡y no me atreví a sacarlas! Me daba corte parar todo, y decir que era mi cumple ese día y que había traído aquello para ellos... que todos tuvieran que felicitarme, y ser el centro de atención, aunque fuera por un momento... ¡y más cuando casi ni se sabían mi nombre aún (y yo aún menos el de todos ellos)!

De todas formas, yo esto de llevar algo al trabajo (o a donde sea) el día de tu cumple, creo que está muy mal montado. Normalmente se supone que te regalan algo (por iniciativa propia) y "a cambio" (como agradecimiento) tú llevas pastitas o algo para picar... Pero al final la costumbre en muchos casos se queda en que el cumpleañero lleva algo para picar, y ya está. Por mí ya está bien así, que nadie se tome la molestia de regalarme nada... pero objetivamente, debería ser al revés: que los demás te hagan algo a ti para celebrar tu día, para demostrar que te quieren o que han pensado en ti o que son felices de tenerte en su vida (personal o profesional) un año más... Y el homenajeado tendría que ser eso: el que recibe el homenaje, y nada más.

Después está el tema "redes sociales"... Yo recibí un montón de felicitaciones por Facebook (¡que es un chivato!). En total unas 40 personas me felicitaron por Facebook (las acabo de contar). Entre las cuales hay personas que hace años que no veo y casi no hay contacto, otras con quienes no he hablado nada el resto del año, y algunas que ni siquiera conozco en persona. Y no me quejo, eh... que me gustó recibir todas y cada una de las felicitaciones.

Y es que esto de acordarse de felicitar a alguien (normalmente porque tienes su cumple apuntado en la agenda o porque te lo recuerda el Sr. Facebook) con quien no tienes prácticamente contacto (o ninguno en absoluto) el resto del año, por falta de ganas de uno, del otro o de los dos, para mí no tiene mucho sentido. Sí, llamadme antiguo, pero que me expliquen qué sentido tiene... Entiendo que las cosas van muy rápido y que a veces es difícil buscar momentos para quedar o comunicarse con los demás... por el trabajo, la distancia, la familia... ¿pero durante todo el año? Y es que hoy en día las relaciones interpersonales son algo muy secundario... esto en mi época no pasaba...

Total... que ya soy un cuarentón... ya soy un hombre (porque no suena muy buen decir "un chico de 40 años", ¿no?). Y paulatinamente, a medida que he ido llegando a los 40, he ido viendo algunas cosas de forma diferente... la gente, el mundo, las relaciones interpersonales, a mí mismo, el amor, la amistad, la soledad, el sexo, la vida... Aunque quizás no he cambiado tanto en esencia, sí que he evolucionado, en mi forma de ser y en mi modo de ver las cosas. Gracias a las experiencias y a las personas con quienes me he cruzado en mi camino por la vida, de las que he intentado aprender algo e incorporarlo.

Como cantó Serrat: "fa 20 anys que tinc 20 anys, y encara tinc força y em sento bullir la sang"... ¡Sumo y sigo!