lunes, 3 de diciembre de 2012

SÓC LLETJA

Ésta es una crítica especial. Y es especial porque es de una obra de teatro donde actúa alguien que conozco. No sólo actúa, sino que es coprotagonista. Y no sólo lo conozco, sino que le tengo mucho cariño. Nunca antes lo había visto actuar. En todo caso, ésta va a ser una crítica tan personal y subjetiva como todas las otras. Ni más, ni menos.

"Sóc lletja" ("Soy fea") es una obra de teatro musical escrita por Sergi Belbel y Jordi Sánchez en 1997.

Es básicamente una crítica sin filtros a la superficialidad y la tiranía de la estética en nuestra sociedad, tan vigentes ahora como cuando se escribió la obra, si no más.


Cuando fui a verla, no sabía qué iba a ver. Esperaba ver un grupo más o menos amateur, en una obra más o menos distraída. Y cuando me dijeron que la primera parte duraba dos horas y que después del descanso había una hora más de obra, pensé que se me haría larga y pesada, cuanto menos...

Pero no. No sólo no se me hizo larga, sino que me quedé con ganas de más. Quedé muy gratamente sorprendido tanto por la obra como por la actuación.

Es una obra muy crítica, punzante, que da donde duele. Donde, en mayor o menor medida, nos duele a todos. Y con eso ya te involucra desde el primer momento.


En general, el flujo de la historia es coherente y con una estructura sólida. Se combinan de una forma muy equilibrada, inteligente y efectiva, la comedia, el drama, la crítica, la ironía, la brutalidad... La historia te engancha y no sabes muy bien a dónde te va a llevar. A veces te sorprende. A veces te supera. Pero si te dejas llevar, vas descubriendo todos los recovecos, que al fin y al cabo no son más que reflejos de nuestra sociedad, de nosotros.

Es un musical porque hay canciones a lo largo de la obra, pero no es un musical típico. Casi lo llamaría un musical alternativo. Las canciones no son realmente la pauta alegre y triste de la historia, que normalmente nos abstrae de la realidad (de la obra) casi como una pausa, para devolvernos a la línea argumental cuando acaba la canción. En este caso es parte del flujo, es un acento, un impulso, que no da la sensación de interrumpir la historia. Incluso diría que hay cierta burla hacia los musicales tradicionales.


La actuación de los dos protagonistas, la "lletja" y Samuel Guasch, es magnífica. Las dos interpretaciones me han llegado, me han tocado, me han hecho pensar y me han hecho sentir. Están muy lejos del grupito amateur que suponía que vería. Un actor que transmite es sin duda un buen actor. Y tanto ella como él me han transmitido; he visto a los personajes, no a los actores. Y aunque la interpretación de los dos protagonistas es excelente, y muy por encima de la de casi todos los demás, la de Samuel Guasch destaca claramente; aunque sólo fuera por el simple hecho de que su interpretación me ha llegado a emocionar en varios momentos.


Todos los actores en mayor o menor medida, incluso el que interpreta a Samuel, han tenido su momento de sobreactuación. Pero aún así el salto entre los dos protagonistas y el resto es muy grande. Demasiado. Algunos de los personajes terciarios realmente dan esa impresión de ser amateurs (o quizás no están suficientemente trabajados), incluso alguno de los secundarios también.

El nivel de canto ha sido algo variado. Pero si tenemos en cuenta que, tal como comentaba, las canciones no se presentan como una especie de pausa para mostrar específicamente las habilidades vocales de los actores, me parece un nivel correcto en general. Sí que destaco las canciones de Samuel: gran intensidad en la interpretación, un alto nivel que ha mantenido casi en todo momento, quizás eché de menos un mayor control en la distancias del micro al cantar, y en todo caso destaca como cantante tanto como actor.


Los escenarios: geniales. Una escenificación mínima y neutra, que aparte de ser fácil de montar, desmontar y mover entre escena y escena, posibilita que uno se centre prácticamente al 100% en los personajes, lo que les pasa, y sus interacciones, sin ningún tipo de distracciones.

Finalmente, es genial la manera de jugar con el dentro y fuera del escenario. A veces el público no es público de la obra, sino público en la obra; a veces los actores forman parte del público; a veces el actor se pasea entre el público y hasta interacciona con él; a veces el público es un amigo invisible...

Total: una obra que es teatro, que es musical, y que se hace espectáculo; unos actores que, desde el más al menos convincente, le dan cierta frescura y hasta un toque de ingenuidad a la obra; una obra que volvería a ver sin reparos y que recomiendo sin duda. ¡Espero que se repita el año que viene!


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